El fútbol es un fenómeno abundante en anécdotas, riquísimo en particulares historias y repleto de matices. Cada club hace de sus señas de identidad una bandera, de sus tradiciones un emblema y de su historia un resistente asidero al que sujetarse en los peores momentos.
El SL Benfica lisboeta recibe esta noche en el estadio Da Luz al Getafe CF en el partido de ida de la eliminatoria de octavos de final de la Copa de la UEFA. Sólo escuchar el nombre del equipo portugués ya impone respeto. El peso de su historia y de su palmarés (dos Copas de Europa y 31 títulos de liga portugueses) caen como un Goliat sobre el diminuto y modesto David getafense, cuyos grandes logros comenzaron a gestarse hace sólo tres temporadas. Pero ya ha avisado José Antonio Camacho, entrenadordel cuadro lisboeta, que su equipo ya no es aquel escuadrón que capitaneó Eusebio a principios de la década de los 60 y de que la historia y las leyendas no vencen partidos ni superan eliminatorias.No lo hacen… pero ayudan. Al menos ayudan a crear una atmósfera mágica, a enriquecer un ambiente y una liturgia previa a los partidos que encienden al público y hacen a uno sentirse orgulloso de formar parte de un club, ya sea como jugador o como aficionado. En Da Luz saben de esto.
El águila Vitória (‘Victoria’ en portugués), símbolo y estandarte del club, está presente en cada partido que el Benfica disputa en su estadio. La señorial rapaz que preside el escudo del equipo lisboeta se convierte en animal de carne y hueso para sobrevolar el estadio benfiquista en los prolegómenos de cada encuentro. La leyenda dice que siVitória da dos vueltas alrededor del graderío del estadio antes de posarse sobre el escudo del Benfica a la orden del cetrero, el cuadro local se llevará el duelo. Pero si la rapaz sólo sobrevuela el estadio una vez antes de descender, la victoria será para el equipo visitante.Por encima de leyendas, siempre es un placer observar ese respeto reverencial por las tradiciones. La estampa de Vitória posada sobre la parte superior de un gran escudo del Benfica dispuesto sobre el césped de Da Luz contagia emociones por sí sola e invita a pensar que todavía queda algún rincón en el mundo del fútbol en el que los sentimientos de cariño y respeto a un club están por encima de cualquier inversión multimillonaria.Sport Lisboa e Benfica es el club de fútbol más laureado de Portugal por lo que se ha ganado el apelativo de "El Glorioso". Cuenta además con la masa popular más numerosa del país y las últimas estadísticas apuntan a cerca de 14 millones de simpatizantes en todo el mundo.
El club señorial, que vivió su mayor gloria en los años 60 cuando disfrutó del deslumbrante talento del mítico Eusebio, mantiene una impactante tradición antes de cada partido. El águila Vitória, símbolo y estandarte del club, sobrevuela el Estadio da Luz antes del pitido inicial y termina posándose en lo alto del escudo de la entidad, completándola con su figura. Dicen que si el ave da dos vueltas, el Benfica se impondrá en el partido; si sólo termina una, la victoria será para los visitantes.
El club señorial, que vivió su mayor gloria en los años 60 cuando disfrutó del deslumbrante talento del mítico Eusebio, mantiene una impactante tradición antes de cada partido. El águila Vitória, símbolo y estandarte del club, sobrevuela el Estadio da Luz antes del pitido inicial y termina posándose en lo alto del escudo de la entidad, completándola con su figura. Dicen que si el ave da dos vueltas, el Benfica se impondrá en el partido; si sólo termina una, la victoria será para los visitantes.
El nacimiento de una institución
Un grupo de ex alumnos de la Real Casa Pía de Lisboa se reunió el 28 de febrero de 1904 en la rebotica de la Farmacia Franco donde fundaron el club y establecieron que sus colores serían el rojo y blanco, su emblema un águila (por ser símbolo de independencia, autoridad y nobleza) y su lema "E Pluribus Unum" (de muchos, uno).
Con vocación polideportiva y sociocultural, se ponía en marcha el Benfica que ya en 1919 fue pionero al celebrar el primer partido de fútbol nocturno con luz artificial en la Península Ibérica. En el periodo de entreguerras el equipo creció en popularidad y alcanzó las 41 filiales en todo su país y muchas más en las colonias lusas.
Se forja la leyenda
La llegada de Joaquim Bogalho a la presidencia y de Otto Gloria al banquillo impulsó la modernización y profesionalización de la estructura del equipo que se había trasladado a su nueva y flamante sede en 1954, el Estadio da Luz. Esa misma temporada, el Benfica puso fin a cuatro años de dominio del Sporting en el campeonato nacional y sólo tres cursos después se clasificaría por primera vez para disputar la Copa de Europa.
El club "encarnado" calentaba motores para empezar su década de oro, en la que la ampliación hasta 80.000 espectadores del recinto quedó justificada. De la mano del húngaro Bela Guttmann, el Benfica ganaría la Liga en el 60 y 61, año en el que además levantó su primera Copa de Europa tras derrotar en la final al FC Barcelona por 3-2. Un año más tarde, ya con el talento de Eusebio en sus filas, el club luso revalidaba el título europeo tras remontar dos desventajas en el marcador ante el Real Madrid. La Pantera Negra anotó dos goles en aquel 5-3 con el que el Benfica se proclamaba bicampeón. Pero se les atragantaría la Copa Intercontinental las dos veces.
Tras el éxito, Guttmann pidió un aumento de sueldo que no sólo fue rechazado, sino que desembocó en la destitución del técnico, que abandonó el club con una sentencia: "En los próximos 100 años, el Benfica no volverá a ser campeón europeo". Sus palabras se convirtieron en una especie de maldición. El equipo ha disputado desde entonces 5 finales de la máxima cita europea de clubes, pero nunca ha conseguido volver a llevarse la copa.
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