Admiro esos partidos con las bandas repletas por padres y familiares de pequeños futbolistas...
Lo mejor que se puede contemplar es que permanezcan estoicos viendo los partidos, silenciosos, respetuosos con los contrarios, con sus compañeros, con sus entrenadores y con los árbitros.
También admiro a aquellos que, viendo el partido, soportan en silencio los aciertos y las incomprensiones de sus hijos; y no buscan enemigos externos que justifiquen sus insatisfacciones o bajos desempeños. De paso, que admitan lo menos ajustado de sus hijos, al fin y al cabo son aprendices de futbolistas.
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